“Muéstrame un héroe y te escribiré una tragedia.”
F. Scott Fitzgerald
Algunos programas de televisión llamaron mi atención esta semana: Los premios Golden Globes, el Abierto de Australia, los Playoffs de la NFL, American Idol… y por supuesto, la entrevista de Oprah a Lance Armstrong.
Grandes estrellas. Nombres famosos. Riqueza. Talento increíble.
Actores, atletas y músicos hacen que mi corazón se desvanezca con su música, que mi adrenalina corra con sus hazañas y que mi imaginación vuele con sus historias. Los admiro por su apariencia, sus habilidades, su carisma y su dinero.
Pero, ¿los debo escoger como mis héroes?
¿Qués es lo que sé realmente acerca de su carácter? ¿integridad? ¿valores? ¿relaciones? Detrás de la puerta, son honestos? ¿fieles? ¿amables? ¿Son dignos de confianza?
Según el diccionario, un héroe es alguien admirado por su coraje o sus nobles cualidades.
Un ídolo es frecuentemente visible pero sin substancia.
“Un héroe es…
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